Migel Angel Builes Gómez





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 BREVE  BIOGRAFIA

Siervo de Dios Migel Angel Builes Gómez
Monseñor Miguel Ángel Builes Gómez, nació en Don Matías Antioquia, Colombia, el 9 de septiembre de 1888, de familia sencilla y humilde.  Su madre Ana María Gómez, lo había ofrecido a la Santísima Virgen y al Arcángel San Gabriel del de antes de nacer.
Por iniciativa de su madre, empezó a leer con entusiasmo revistas misioneras y rezaba cada día por la propagación de la fe. Así el Señor sembró en él la semilla misionera que creció y se fortaleció a través de los años.
El 7 de marzo de 1907, ingresa al seminario menor y en 1911, al seminario mayor en Santa Fe de Antioquia; fue ordenado sacerdote el 29 de noviembre de 1914.  Con el vigor y entusiasmo de la juventud, y sobre todo movido por un ardiente amor a Dios y a la humanidad, se entregó completamente a la misión.  Visitaba cada rincón de sus parroquias, se hizo consuelo para los afligidos, fuerza para los débiles y profeta ante los que herraban de los caminos de Dios. 
El 3 de agosto de 1924 es nombrado Obispo de Santa Rosa de Osos.  Posesionado de la diócesis, empezó a trabajar sin descanso por el bien espiritual de sus hijos.  Empezaron entonces sus largas visitas pastorales, en las que llegaba hasta los más lejanos caseríos en busca de hombres y mujeres necesitados de Dios.  No lo detuvieron las incomodidades en los viajes o las enfermedades.  En estas visitas se avivó más en él,  el celo misionero.  Comprendía mejor las palabras de Jesús: “La mies es mucha, los obreros pocos.  Rogad pues al dueño de la mies, que envíe obreros  a su mies”.
Inspirado por la fuerza del Espíritu y por el amor apasionado a Dios  y la salvación de los hombres, emprende su obra como fundador: el 3 de julio de 1927, funda el Seminario de Misiones Extranjeras de Yarumal.  El 11 de abril de 1929, la Comunidad de Misioneras de Santa Teresitas, el 11 de abril de 1939, las Teresitas Contemplativas y el 11 de octubre de 1951, la Comunidad de Hijas de Nuestra Señora de las Misericordias.  Comunidades en las que él vislumbraba el ejército de operarios que trabajaran incansablemente por el Reino de Dios y la salvación de la humanidad.
Los rasgos fundamentales de su espiritualidad son:
·       Su amor a Jesucristo,  desde donde brotaba su ardor misionero y su entrega incasable a la labor pastoral.
·       Fue un enamorado de la Santísima Virgen María.  A ella encomendaba sus obras y su vida toda.  Algunas de las  manifestaciones  de su devoción fueron:  la recitación continua del Santo Rosario, la institución y propagación de la devoción a Nuestra Señora de las Misericordias, la construcción de la basílica en honor a esta advocación y la fundación de la comunidad que lleva el nombre de Nuestra Señora de las Misericordias.
·       Misionero infatigable, su vida toda la entregó por la Misión. Su celo misionero nació, y se fortaleció desde la oración y desde la contemplación de tantos hombres y mujeres sedientos de Dios.
·       Su dimensión profética.  Entendió que su compromiso con el Evangelio, lo impulsaba a ser profeta.  Como San Pablo comprendió que hay que predicar a tiempo y a destiempo, como Jeremías anunciaba y denunciaba con el valor y la transparencia que sólo la tienen los hombres de Dios.
Su vida es y seguirá siendo un ejemplo para todo hombre y mujer, laico o consagrado que movido por el amor a Dios, desee entregar su vida al servicio de la humanidad.